En esta charla, explicaré los problemas del uso de la PCR para el diagnóstico de enfermedades consideradas infectocontagiosas y explicaré algunos problemas acerca del uso de vacunas atenuadas contra la viruela del mono. La pandemia de COVID-19 se basó en el uso incorrecto de una técnica que no fue validada para el diagnóstico de una enfermedad. Lamentablemente, eso, además de la definición de caso, llevó al crecimiento desmedido en el “número de casos” de COVID, lo que a su vez justificó las medidas sanitarias, la mayoría draconianas y científicamente injustificadas, incluyendo el desarrollo y autorización, a una velocidad vertiginosa, de los inyectables denominados “vacunas anti-COVID”. Nos encontramos ahora en la antesala de lo que la OMS ha denominado una nueva situación de emergencia médica, ahora representada por el virus de la viruela del mono, y la estrategia oficial es la misma: una definición de caso laxa y una prueba diagnóstica inválida. Si no logramos comprender las bases, los usos y las limitaciones de la prueba, podrá repetirse la historia reciente, con la viruela del mono y con cualquier otra enfermedad. Por otro lado, si se acepta globalmente la amenaza, entonces será fácil que se autoricen nuevas vacunas para contrarrestar esa amenaza manufacturada. Actualmente hay una vacuna atenuada contra la viruela del mono, que contiene virus atenuados, replicantes, de al menos dos tipos de virus de viruela. Eso conlleva un riesgo de recombinación genética, que podría ocasionar precisamente el problema que, se dice, se pretende evitar.